El monasterio de Sera, maravilla del Tíbet
La propuesta de hoy tiene como escenario la región autónoma del Tíbet, sin duda una de las más interesantes y singulares de China.
Centro de recogimiento y espiritualidad por antonomasia, esta zona del oeste del país constituye un reducto de misticismo que ha dado pie a un amplio abanico de construcciones religiosas. Precisamente, una de ellas centra la atención de este post. Se trata del austero pero cautivador monasterio de Sera, que sin duda atrapará al viajero.
Éste es el que queda más cerca de la ciudad de la capital tibetana, Lhasa, al hallarse a escasos 3 km de la misma (de ahí que se pueda acceder al lugar en bicicleta o a pie). Fundado en el año 1419 por Sakya Yeshe, este recinto pronto alcanzaría una gran fama gracias a la sabiduría de los monjes que lo habitaban. Su pujanza no tardaría en verse reflejada en su numerosa comunidad, que llegó a alcanzar los 6.000 religiosos.
El complejo se compone de varios templos y salas embellecidos por hermosos frescos de la escuela de Gelupka. En relación con este reclamo, conviene destacar que las pinturas murales laterales de la gran sala de reuniones recrean algunas escenas de la vida de Buda.
A su vez, en uno de los lados, el recién llegado podrá admirar grandes estatuas cubiertas de «katas«, unas muselinas blancas que simbolizan los buenos encuentros y los deseos cumplidos. Del mismo modo, tampoco hay que perderse la sala de exvotos, en la que se despliegan «katas», brazaletes, alfileres, pendientes y otros enseres y joyas. Finalmente, en la capilla de los Protectores, conviene prestar mucha atención a una interesante colección de máscaras rituales.
Si es posible, se recomienda acceder al monasterio por la tarde, a partir de las 15.00 h (la visita tiene una duración estimada de 2 horas). De este modo, se podrá asistir a las oraciones de sus moradores.
Foto vía: Life on the Tibetan Plateau
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