La bicicleta de Pekin
Una hora punta que se extiende a lo largo del día, un caótico tráfico que solo un Beijing ren puede comprender, vehículos diversos circulan por un asfalto en el que reina la anarquía y donde seis anillos hablan de lo inabarcable de esta deshumanizada metrópoli. La cultura “verde” por la que apuestan los ecologistas se personifica en las Forever, más que una bicicleta una seña de identidad de la ciudad.
Una vida a golpe de pedal entre turismos, autobuses y taxis, sin dejar de lado la rutina del día a día. Parejas que muestran su complicidad sobre dos ruedas, hombres y mujeres portando la compra en unas cestas que todas tienen, etc. no hay nada que no se pueda hacer sobre una bicicleta. Los jóvenes se decantan por los modelos más modernos, mientras que los mayores circulan orgullosos subidos en una Forever de diseño eterno. Robustas, sin curvas, austeras, hoy con un aire retro tan de moda que las convierte en perennes.
Los gemelos que lucen los chinos, además de una salud de hierro, es el resultado de la fórmula plato grande piñón pequeño. Una marcha, la única que presenta este símbolo en movimiento que es la Forever, sólo apto para fuertes rodadores. Ponerse en marcha y mantener la cadencia de pedaleo es fruto del ejercicio practicado durante toda una vida. Se respira de alivio al comprobar que Beijing no tiene pendientes, repechos rompe piernas, ni nada que apunte hacia arriba.
No hay Forever sin timbre. El carril bici tiene una clave de acceso, ¡ring!, que da vía libre, que otorga derechos al ciclista más osado, con aires de camicace, a seguir su camino como si nada. Zig zags extremos, adelantamientos inverosímiles, distancias nulas de seguridad, todo ello sin llegar nunca a utilizar el freno. Uno se pregunta si las zapatas de color negro que en determinados momentos de apuro agarran las ruedas son un elemento exclusivamente decorativo.
China está creciendo, y es que nunca se detiene. Lleva pedaleando una recta muy larga, tantos como años tiene la Forever. “La bicicleta de Pekín” es más que el título de una película, es el reflejo de un camino que se hace al andar al ritmo de un pausado pero constante pedaleo. ¡Ring!
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