Ciudad Prohibida, breve visita a su interior

Una de las visitas obligadas en tu visita a la ciudad de Beijing es la Ciudad Prohibida.

Construida entre 1406 y 1420, la Ciudad Prohibida, que hoy funciona como Museo del Palacio y que fuera sede Imperial de más de 24 emperadores (desde mediados de la Dinastía Ming hasta finales de la Dinastía Qing), consta hoy día de casi 1000 edificios y 8800 habitaciones que sirvieron para llevar a cabo por casi cinco siglos las decisiones y ceremonias más importantes del gobierno Chino.

Este palacio, llamado en chino Zijin Cheng (que significa Ciudad Púrpura Prohibida) hoy es Patrimonio Cultural de la Humanidad (declarado así en 1987) y puede ser visitada por todo aquel que hasta su entrada se acerque.

Para que te hagas una idea de lo que puedes ver en esta Ciudad Prohibida, podemos contarte que esta maravilla arquitectónica está protegida por una muralla de casi 8 metros de altura, la cual rodea todo el complejo. Además, en cada punto cardinal existe una puerta, trabajada con detalles en oro y relieves minuciosamente trabajados.

En el extremo sur se encuentra la llamada “Puerta Meridional”, al norte encontraremos la “Puerta de la Voluntad Divina”, que lleva en dirección al parque Jingshan, y al este y oeste se encuentran las llamadas «Puertas Gloriosas».

Por otra parte, la Corte Exterior, que es como se conocía al sector sur de la Ciudad Prohibida, es donde se llevaban a cabo las ceremonias tradicionales. En cambio el sector norte, o Corte Interior, era la zona donde residía el Emperador, su familia y se llevaban a cabo las reuniones de índole política.

Otro punto que no puedes dejar de ver en su interior se encuentra en el Museo del Palacio, es la denominada Puerta de la Armonía Suprema (Fentiagmen), a través de la cual se puede acceder al Salón de la Armonía Suprema (este salón fue construido por la Dinastía Ming).

En sus alrededores custodian la entrada dos fieros leones, una hembra por el flanco izquierdo y un macho por el flanco derecho, trabajados en bronce y mostrando la majestuosidad de los orfebres chinos.