China más allá de las guías de viaje

Antes de viajar a China las ideas que se tienen del país y de lo que se va a visitar son diferentes a las ideas que viajan de regreso. A la vuelta es cuando la ciudad visitada cobra sentido y nos ofrece su verdadera imagen. Con ciudades como Beijing sucede que todos los que se acercan hasta aquí descubren que su secreto es aún mayor que La Gran Muralla China.

Las guías de viajes suelen reducir las ciudades a una serie de monumentos, museos, tópicos, obviando la esencia de un destino que para cada visitante tiene un significado diferente. Para descubrir las entre líneas que no cuentan las guías hay que atreverse a nadar a contra corriente y pensar que siempre es mejor que los límites se los ponga uno mismo y no que se los impongan.

La Ciudad Prohibida, La Plaza de Tian´anmen y La Gran Muralla China, son monumentos que todos sienten la obligación de ver, además de querer verlos, la compra de falsificaciones en cualquiera de los tres mercados que hay en la ciudad de Beijing es una de las prácticas turísticas que más calado tiene. Entre tanta compra de imitación, uno descubre que se pueden hacer más cosas en este tipo de lugares.

La ropa a medida y su precio es un atractivo que ofrecen los viajes a China y que no todos conocen. Infinidad de tejidos, colores y la posibilidad de hacerse a medida un traje, una camisa, un vestido o lo que se nos ocurra. En un par de días los sastres chinos tienen listo aquello que en nuestro país tardarían más de quince y a menos de la mitad del precio.

Paseando, observando a la gente que compra en los mercados de falsificaciones uno se percata que hay diferentes tipos de compradores. Los hombres son los que suelen decantarse por probar a hacerse a medida la ropa. El resultado, el precio, son dos motivos más que suficiente para probar a hacerse una camisa de cuello mao en vez comprarse el típico bolso de firma falso. Según el gusto y las necesidades de cada uno se optará por una cosa u otra.

Si deciden viajar a China no olviden que su fondo de armario puede cambiar, variar, sin dejar de ser de alta calidad y, sobre todo, a medida. El buen precio del que se habla está al alcance de su mano, sólo hay que atreverse y saber regatear.