Y se hizo la noche en China
En contra de todos los pronósticos meteorológicos, el cielo de China ayer mostró una de las imágenes más impactantes para los astrónomos. Un eclipse solar total se dejó ver en gran parte de Asia en una trayectoria de 15.150 km y tres horas y veinticinco minutos, convirtiéndolo en el más largo del siglo XXI. Se trata del 3º eclipse del Hemisferio Norte y ha trazado un recorrido desde la India hasta Japón, pasando por Bután, Nepal, China y parte del Pacífico.
En este año 2009 en el que se celebra el Año de la Astronomía, miles de expediciones de todos los lugares del mundo quisieron trasladarse para ver este eclipse total a cualquiera de los países que albergaron este fenómeno astronómico. China fue el más concurrido por su facilidad de acceso y, a priori, sus mejores condiciones meteorológicas. Varios grupos de astrónomos profesionales eligieron Anji, en la provincia de Zhejiang, al oeste de Shanghai, como observatorio y esperaron a poder ver cómo se oscurecía el cielo de China por un tiempo aproximado de seis minutos.
Tensión, pesimismo, incertidumbre por el parte meteorológico que variaba con el paso de las horas. Y es que un cielo despejado durante un eclipse solar es casi tan importante como un telescopio. Todo el equipo estaba cargado y preparado para el momento en el que la luna empezara a tapar el sol. A las 8:25 de la mañana en China, la parte norte de nuestro satélite encontró a su antónimo creando una imagen que las nubes dejaban entrever. Con el paso de los minutos, la luna avanzaba y oscurecía el día al tiempo que el cielo se despejaba a capricho de los cazadores de eclipses y de los curiosos que se acercaron a la gran explanada donde se desplegó todo el equipo.
Los chinos que vivían en las inmediaciones tampoco quisieron perderse el acontecimiento y en pequeños grupos fueron llegando mientras la luz iba desapareciendo. La combinación simbólica entre el hombre, el sol, y la mujer, la luna, no sólo crea un eclipse solar. El día se convierte en noche cerrada, las temperaturas bajan y la fauna se altera por la incomprensión de los hechos. A las 9:30, hora local, el cielo tornó a oscuro y todos los que asistieron a Anji pudieron observar el eclipse, esta vez sin el protector solar. Fue el momento de júbilo y emoción para muchos a los que el viaje ha supuesto una excusa para ver este fenómeno.
Algunas nubes no dejaron ver el eclipse en todo su esplendor y las sensaciones fueron diversas. Los aficionados se marcharon contentos por haber percibido esa combinación perfecta entre la luna y el sol, pero los profesionales astrónomos tuvieron un sabor agridulce por la nubosidad que les acompañó en todo momento.
Este eclipse es especialmente importante en China porque sus ciudadanos no volverán a ver otro igual hasta el año 2034. Las autoridades gubernamentales han tratado de divulgar una explicación científica para los más supersticiosos que ven los eclipses como acontecimientos de mal augurio. Antiguamente se pensaba que la imagen mostraba cómo un dragón que se comía poco a poco el sol y todos los ciudadanos salían a la calle con tambores para espantarlo. Ayer fue diferente. Los chinos y los occidentales se quedaron sin habla al ver la corona del sol bordeando el gran disco de la luna.
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