China, pais de naciones
Quien haya oído la expresión «todos los chinos son iguales», probablemente haya sido de boca de algún extranjero desinformado. Los recientes disturbios en Xinjiang y la grave revuelta acontecida en Tíbet en marzo de 2008 ponen de manifiesto la fuertes tensiones étnicas que periódicamente sacuden un país que no es tan homogéneo como nos lo quieren vender.
China es el hogar de 56 etnias o nacionalidades oficialmente reconocidas por el gobierno central, casi todas con idiomas y costumbres/ritos propios. La más numerosa de todas es la llamada han, que constituye un 92% de la población total del país.
A pesar de haber sido siempre mayoría, en otras épocas los han se vieron sometidos a etnias dominantes que ostentaban el poder, como por ejemplo los manchúes (durante la dinastía Qing), o los mongoles (dinastía Yuan).
La segunda etnia por número (15 millones) serían los zhuang, que habitan principalmente la Región Autónoma de Guangxi y provienen del grupo étnico tai que se distribuye por toda Indochina.
Por extensión tenemos a los hui, cuya presencia puede encontrarse en prácticamente todas las provincias chinas. Estos últimos son chinos practicantes del Islam, fácilmente reconocibles por el gorro blanco que suelen lucir los varones, y el pañuelo en el caso de las mujeres. Se dice que algunos de ellos descienden de los comerciantes árabes que se establecieron en China hace siglos, mientras que otros tendrían su origen en la convergencia de pueblos de Asia Central durante la dominación mongola.
Otra etnia a destacar son los miao, parecidos a los vietnamitas, que viven en las zonas montañosas del suroeste de China. Las vestimentas tradicionales presentan colores vivos, y las mujeres suelen lucir abundante joyería de plata.
La etnia yi, que tiene su origen en el antiguo pueblo qiang, emigró desde el sur del Tíbet hasta las regiones fronterizas de Yunnan y Sichuan. En épocas antiguas practicaban un sistema de tipo esclavista, en el que los nuohuo o «yi negros» eran la casta dirigente. En la actualidad los hombres de este grupo cubren sus cabezas con turbantes azules, mientras que las mujeres prefieren pañuelos con brocados a modo de diadema.
Los naxi, habitantes de las estribaciones del Himalaya en su parte sudeste, proceden también del Tíbet, y cuentan con una rica cultura en la que destaca su música tradicional y su religión llamada dongba ( literalmente «hombre sabio» en lengua naxi). En la misma franja se puede encontrar al pueblo mosuo, que moran en su mayor parte cerca del lago Lugu y se rigen por un sistema de tipo matriarcal.
Los hakka, originarios de las provincias norteñas de Shanxi y Henan, destacan por sus impresionantes construcciones llamadas tulou o «castillos hakka», que se pueden encontrar en la provincia de Fujian. También hay que mencionar que algunos personajes relevantes en el devenir histórico de China pertenecían a esta etnia, como Hong Xiuquan, iniciador de la Rebelión Taiping en el siglo XIX, o Deng Xiaoping, máximo dirigente en la República Popular China desde 1978 hasta su muerte en 1997.
Capítulo aparte merecen los uigures. Este pueblo túrquico de religión musulmana, habitaba la llamada República del Turkestán Oriental, que en 1939 fue tomada por la China comunista. A partir de entonces pasó llamarse Xinjiang que significa «Nueva Frontera». Desde entonces ha habido una importante migración de chinos han hacia la zona, promovida por el gobierno central. La progresiva «hanización» del territorio, unida a una cierta discriminación en la administración pública y en los órganos de decisión, han sido el caldo de cultivo para la aparición de un movimiento independentista, que ha conducido a enfrentamientos tan violentos como los ocurridos este año.
Sobre los tibetanos, comentar que no sólo cuentan con población estable en Tíbet (que fue incorporado a China en 1949), sino también en las cercanas provincias de Sichuan, Gansu o Qinghai. Se dividen a su vez en 51 subtribus, con diferencias culturales propias, pero a su vez relacionadas entre sí. Cuentan con una lengua y escritura distintivas, y profesan una forma de budismo propia llamada budismo tibetano (donde la reencarnación es un elemento primordial). Asimismo su arquitectura tiene contiene influencias chinas e indias (destacar los increíbles palacios y monasterios existentes en la capital de Lhasa) .
Los mongoles habitan en la Región Autónoma de Mongolia Interior. Lejos de la fiereza que exhibían en la época de los khanes, hoy en día son en su mayor parte un pueblo apacible de costumbres nómadas, dedicado a la cría de caballos y al pastoreo. Aunque el gobierno central sigue manteniendo algunas restricciones culturales hacia ellos, los mongoles están exentos de la política del hijo único y pueden seguir utilizando su lengua sin problemas.
Terminaré hablando de los manchúes. En la actualidad cuentan con representación en las provincias septentrionales de Heilongjiang, Jilin, y Liaoning (Junto a la parte oriental de Mongolia Interior formaban el territorio llamado Manchuria), y proceden del antiguo pueblo nómada conocido como yurchen, que tuvo un fuerte contacto con los chinos, llegando a fundar dos dinastías históricas, la Jin (1115 – 1214) y la Qing (1644-1912) que fue la última dinastía imperial de China. Durante la ocupación japonesa en 1931, el último emperador Puyi (de origen manchú) aceptó la oferta de reinar sobre un estado manchú en la región de sus antepasados, que fue llamado Manchukuo («país manchú»), bajo control japonés hasta su disolución en 1945.
Como se ha podido observar, China alberga un variado paisaje humano y cultural, ignorado durante mucho tiempo, cuyos pueblos a veces chocan entre sí, aunque la mayor parte del tiempo cohexisten pacíficamente. China, pese a todo, sigue siendo un gran país.
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