Marisco y desorden en Lianjiang
Un destino marcado por el azar. Lianjiang, en la provincia de Fujian, se muestra a nuestros ojos como la ciudad más cercana a lo que fue, y aún es, China. La gente en su esencia más pura y las costumbres a flor de piel que los más modernos empiezan a cambiar. En Lianjiang, se mantiene la tradición, ahora bien, ¿por falta de posibilidades o por deseo porpio?
Camiones que lucen el motor por fuera de la carrocería, puestos callejeros a modo de mercado en cada esquina de la ciudad y un desorden en el asfalto que da gracias por no chocarse unos con otros. Ésta es la vida diaria de Lianjiang. No más de 600.000 habitantes pueblan un enclave natural inmejorable. Ríos, montañas copadas de vegetación y campos de agricultura que dan de comer a su población son suficientes para estos chinos que viven su día a día.
Su plato estrella, el marisco. Descubren la ventaja de vivir entre aguas marinas y disfrutan de una comida y una cena con un pescado tan fresco como el aire de sus montañas. Los tallarines de noodles dejan paso a una alimentación más rica que el básico “mi fan” (bol de arroz blanco). Se nota que estamos en Fujian, en el Sur y el marisco abunda por estas tierras.
Gastronomía de calidad en restaurantes poco historiados. Una nave escasamente preparada y un conjunto de mesas y sillas de plástico crean un rincón culinario en Lianjiang. Su mayor encanto es la localización. Entre dos ríos o junto al puerto pesquero, estos locales, que dicen llamarse marisquerías, ofrecen comida de primera calidad a su población.
Vegetación y naturaleza a flor de piel que ha permitido la apertura de Balnearios naturales. Las montañas de esta pequeña ciudad, si la comparamos con las dimensiones de otros centros urbanos chinos, ya vieron inaugurar en el pasado mes de mayo un centro de aguas termales al aire libre. Un baño suculento y más sabiendo que pocas veces se puede disfrutar de él en la playa.
La vida diaria de un ciudadano de Lianjinag es caótica a ojos de un occidental. Anchas avenidas para calles que no disponen más que de unos pocos comercios o tiendas callejeras de comida de todo tipo a modo de rastrillo en todas sus calles. Encontrar información sobre este lugar antes de ir, nos resultó muy complicado así que tuvimos que guiarnos por nuestro instinto. Salir del International Capital Airport de Beijing y descubrir una ciudad como ésta, no tiene precio.
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