Breve historia de Taiwán
Al principio, la isla de Taiwán estaba habitada por gentes procedentes las islas malayas y polinesias, hasta la llegada de los portugueses en el siglo XVI, quienes le dieron en nombre de Formosa (Hermosa), poco antes de la llegada de los españoles. Se produjeron varios conflictos entre unos y otros por la posesión de la isla, los cuales se vieron agravados con la llegada de Zheng Chenggong, líder militar chino que traía intenciones de colonizar la isla.
Pese a esto, España volvió a enviar una expedición a Taiwán, quienes fundaron la ciudad de San Salvador al este de la isla, la cual estaba de momento libre de los ataques de piratas. Desde ese momento, la isla fue bautizada como Todos los Santos, aunque su paz no duraría mucho, ya que los frecuentes conflictos con nativos y holandeses terminó por obligar a los españoles a retirarse en 1642. El periodo de dominación holandés tampoco prosperaría demasiado, ya que las tropas de Zheng Chenggong los expulsaron definitivamente en 1662.
El gobierno de la isla estuvo a cargo de Zheng Chenggong hasta el año 1683, cuando sus constantes luchas contra la Dinastía Qing terminaron por debilitarle tanto que se vio obligado a aceptar la rendición. Durante los casi 2 siglos siguientes, Taiwán continuaría siendo gobernada por los nativos, aislada y olvidada por todos.
En 1895, China cedió a Japón el territorio taiwanés, tras el fin de la guerra entre ambas naciones, pero los habitantes de la isla no estaban de acuerdo con esta condición, así que se produjo una revuelta y se fundó la República Independiente de Formosa, que tuvo un triste final 148 días después de su nacimiento, ya que los japoneses ocuparon Taiwán de todos modos. Las condiciones de represión militar (durante 50 años) por un lado y la influencia de la cultura japonesa por otro, la llevaron a un incómodo pero eficaz desarrollo.
La isla volvió a manos de China tras la Segunda Guerra Mundial y tras la derrota de Japón, curiosamente este nuevo cambio de poder trajo el descontento generalizado en Taiwán, y las cosas llegaron al punto de que se produjo una terrible matanza de aborígenes en 1947, que llegó a casi las 30.000 víctimas.
Tras tantos cambios de poder, es normal que Taiwán quiera reclamar su independencia, pero cuentan con una traba importante, y es la Ley Anti-secesión, por la cual China intervendrá con las armas en caso de que Taiwán quiera independizarse. Esta ley ha sido un importante condicionante político en los últimos años, aunque en los últimos años parece que ha habido una mejora en las tensiones entre ambas instituciones.
Foto vía: innovapucp.pucp.edu.pe
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Muy interesante, gracias.
Una historia muy llamativa, entre sus conflictos y ansias de independencia, pero muy práctica e instructiva.