Lu Yu, el sabio del té
Uno de los hombres ilustres que han pasado a formar parte de la historia de China por méritos propios fue Lu Yu, conocido también como el Sabio del Té, a quien las generaciones posteriores deben la mayor parte del conocimiento sobre esta planta y sus formas de preparación.
Nacido en el año 733, durante el reinado de la Dinastía Tang, sus comienzos no pudieron ser más humildes, ya que con apenas 3 años fue hallado en la orilla de un lago por un monje budista. El monje, que poseía amplios conocimientos sobre la planta del té, decidió transmitírselos a su recién adoptado hijo. Aunque nunca fue ordenado como monje, Lu Yu adquirió gran cantidad de conocimientos sobre filosofía budista y literatura, y gracias a la influencia de su infancia en el monasterio, siempre renegó de las posesiones materiales y la popularidad.
Lu Yu fue el autor de Cha Jing, un libro dedicado al té y a su utilización en diferentes países y culturas, nos habla de su origen y de las formas de cultivarlo y recolectarlo, así como de las herramientas necesarias para ello. Además, describe con todo detalle los pasos a seguir para preparar correctamente la infusión, desde la forma de hervir el agua hasta la manera de saborearlo.
Pero la mejor manera de describir su pasión por el té sea una curiosa anécdota que se cuenta sobre él y su perspicacia. En cierta ocasión se encontraba Lu Yu participando en un evento sobre el té, y el organizador no salía de su asombro al tener a tan ilustre invitado, por lo que envió a uno de sus sirvientes a buscar un poco de agua del río Yangtze para que Lu Yu preparase la más exquisita de las tazas de té.
A su regreso, Lu Yu ya tenía preparado todo el servicio, pero cuando el sirviente le dio el agua y el sabio la comprobó, le dijo que ese agua era del río, pero de la orilla, y por lo tanto no le servía para hacer el té. El sirviente le aseguró que el agua era del río, que incluso había testigos, pero Lu Yu le explicó que ese agua era de una zona incorrecta del río, tomó una cuchara y la pasó por la superficie del agua para después retirar la mitad del líquido.
Entonces, avergonzado, el sirviente explicó que había tomado la mitad del agua de la orilla debido a que su barca se tambaleó y perdió parte del líquido recogido en la parte central del río. Lu Yu no hizo más que sonreir y explicar que, el agua de la orilla es más salada, y por lo tanto no sirve para preparar un buen té, dando prueba así de tanto de su ingenio como su amplio conocimiento.
Foto vía: lateteriategourmet
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